gordo lindo

te fuiste gordito lindo. recién ahora puedo escribir algo, pero todavía no puedo ver tus fotos. traté durante meses de salvarte y no pude contra la enfermedad y la total falta de eficiencia de la medicina veterinaria actual. acá te extrañamos todo el tiempo, en cada lugarcito, en cada recoveco miro a ver si no estás ahí, mirándome con esos ojos profundos, inocentes y amorosos.

la irreversibilidad de tu ausencia es lo que más me cuesta aceptar. esas patotas, el andar de tus jamones traseros, encontrar pelos tuyos hasta dentro de las latas de atún, las charlas que teníamos a puro ladrido, el abrazo que ma dabas con tu pata cada vez que te sentías agradecido, que me usaras de pared para frenar tus carreras descontroladas hacia mí, el que me esperaras todas las noches para irte a la cama conmigo, tu negación rotunda a meterte al mar, tus gritos desesperados cada vez que me veás después de que volvía de un viaje, tu última demostración de felicidad al verme instantes antes de que te fueras, tratando de mover un cuerpito diezmado por la entropía y el haberme esperado que yo llegara antes de cerrar tus ojazos para siempre.

de toda esta experiencia de amor incondicional que me diste, de ese tipo que los humanos ansiamos a todo momento entre nosotros y casi nadie encuentra, me llevo la enseñanza eterna de que no apreciamos lo suficiente el tiempo que nos tenemos mutuamente, se nos pasa la vida a una velocidad pasmosa e inasible.

no puedo verte más, pero puedo imaginarte y crear una versión virtual de vos en mi cabeza, y quedarme con eso, hasta que me toque a mi.

chau gordito.