“El escepticismo es la castidad del intelecto, y es vergonzoso darlo de baja demasiado pronto o ante la primera chance: hay nobleza en preservarlo frío y orgulloso durante la larga juventud hasta que al final, en la maduración del instinto y la discreción, pueda ser cambiado en forma segura por la fidelidad y la felicidad”
Me obligo a contar la cantidad de veces que hay que detenerse en esta frase para poder absorber la profundidad de lo que se está diciendo:
- Castidad del intelecto
- Nobleza en preservarlo frío y orgulloso
- Larga juventud
- Maduración del instinto y la discreción
- Fidelidad y felicidad
Cada uno de estos clímaxes semánticos piden detenimiento e introspección para poder entender la necesidad del escepticismo en nuestras vidas llenas de ruidos y sobrecarga de información. Acá se habla de sabiduría, de la calma y la paciencia; de la voluntad y la pasión. No hay fanatismos, absolutos, superficialidad ni obsecuencia.
A mí me gusta vivir así. La paz existencial ya llegará :)
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